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Filosofía aplicada.

Cada trozo de madera encontrado en la playa, en una costa donde hay manglares, estuarios y barras, manifiesta una actitud singular frente a la existencia. Cabe observarla.

Prédelle

Una “predela” es una serie de pequeños paneles anecdóticos que se ubicaban abajo de la imágen de un santo, en un retablo, en Italia, durante la Edad Media y el Renacimiento. Con el paso de los siglos, esos paneles, donde se detallan anécdotas legendarias, han sido recortados y vendidos al pormenor, con lo que hoy en día se encuentran diseminados entre diversos museos y colecciones privadas en todo el mundo. “Predela” es aquí, por lo consecuente, el nombre técnico de un conjunto disperso.

Cabe señalar que cuando Francis Bacon titula a sus trípticos “three figures for a base for a crucifixion”, está aludiendo a una predela.

Es de señalar también que en francés la palabra “prédelle” es homofónica de “près d’elle”, es decir “al lado de ella”. 

México y Marruecos están en la misma latitud, en las dos riberas del Atlántico. Se apreciará aquí una suerte de exotismo horizontal, distinto al habitual exotismo colonialista, que se ejerce de norte a sur. 

En la Predela se adoptan prácticas típicas del Arte Contemporáneo, con la yuxtaposición de medias múltiples, la incorporación del espectador, la manipulación de objetos y formas culturales diversos, la frivolidad y el hermetismo que lo catacterizan a menudo. Se convocan por ejemplo a las artes populares tanto marroquíes como mexicanas, a la revista española El País, a Josef Beuys, Tadeuz Kantor, Velásquez, Lichtenstein, Ingrid Bergman, François Morellet, la reina de Inglaterra, Gabrielle d’Estrée, Barbara Kruger, Betsabée Romero. 

Los títulos respetan una forma gramatical sencilla - el complemento de nombre -, pero el uso que hacen de expresiones idiomáticas hace su traducción, del francés al español, imposible en la mayoría de los casos. 

La prestation d'Ingrid

J’ai dessiné pas mal de gens à Casablanca. Sur un beau papier d’aquarelle. Sur la corniche, au marché, chez les uns, chez les autres. J’aimais les voir être, ils aimaient me voir faire. J’ai voulu rendre hommage à la délicatesse de nos rapports. Je les ai sous-titrés d’un passage émouvant, programmatique et transparent, du Contre Sainte-Beuve. Nous voilà réunis le long de quelque phrases. Façon inusitée de conférer de la profondeur temporelle à la prestesse des dessins d’observation. 

Et Ingrid, là-dedans? Ingrid Bergman, un Casablanca en maquettes, des sous-titres. Têtue et belle, une actrice parle de la valeur de la mémoire, de la nécessité de se souvenir. D’en faire quelque chose. Mais qui parle, ici? Le décalage entre le son, l’image, le texte. Le crayon, l’aquarelle, Marcel Proust.

La prestation d’Ingrid, 23 feuillets, crayon et aquarelle sur papier chiffon, 18x25 cm.

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